La selva de Teoponte




Bolivia, 1970

El mundo es un lugar horrible. En todos lados. Excepto en las mentes soñadoras. 
La única forma de salir de un materialismo que nos corroe, es soñando. América Latina es una usina de sueños, de sueños utópicos.

Esa imposibilidad de realizarse los hace más maravillosos aún. La cruda realidad los hace más necesarios. Los cuerpos se transforman en vehículos, ya no habitan el mundo. El cuerpo, y el mundo, son un camino, hacia un lugar mejor. La juventud ya no es más la instancia previa a la adultez, sino que es el vehículo hacia ese mundo imposible.

La selva de Teoponte es uno de los escenarios del terror por los que hay que pasar. Como lo son las universidades bombardeadas, las luchas desparejas. Pero los cuerpos ya no están ahí para sufrirlo. Atraviesan los dolores más espantosos, aunque sin rumbo. No hay mañana, no hay nada después de la muerte. No hay lugar mejor. El sueño ya se ejecutó, la utopía está en marcha. Y por más que sangre se derrame, por más pérdidas materiales que haya; nada la puede parar.

Cronista Clandestino


Cristo con un fusil al hombro, Ryszard Kapuściński

Comentarios

Más escuchados